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Bucarest

Esta bella ciudad, conocida como el «París de Europa Oriental», ha sido la capital del Estado rumano desde su formación, en 1862.

Es una agradable ciudad con muchas áreas verdes, parques espaciosos, avenidas anchas bordeadas de árboles, cafés y restaurantes con terrazas y agradables edificios públicos de los siglos XIX y XX. La vía principal de la zona «parisina» es la elegante Calea Victoriei (Avenida de la Victoria), que fue construida originalmente en 1702.


La avenida está delimitada por el Teatro de la Opereta; la Iglesia Stavropoleos, con sus muros elegantemente decorados y sus puertas labradas; el Museo de Historia de Rumania, con sus magníficas exhibiciones de piezas de oro, joyería, piedras preciosas, cofres y armas (algunas de ellas datan de siglo IV a.C.) ; ...

Se dice que Bucarest, que se encuentra a las villas de un tributario del río Arges, fue fundada en el siglo XV por un pastor llamado Bucur. En 1659 se convirtió en la capital permanente de la provincia otomana de Walachia, y sustituyó en importancia a la capital anterior a la cercana ciudad de Trigoviste.
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La población antigua de Bucarest contiene las ruinas del palacio principesco del siglo XV y la hermosa Curtea Veche (iglesia antigua) del siglo XVI. Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial (1945), Bucarest se ha expandido con rapidez; sus nuevos suburbios están llenos de modernos edificios de apartamentos selectos. Bucarest es el centro económico y comercial más importante de Rumania. ...


nota:
(tengo pendiente de completar este apartado y recopilar imágenes y texto que he retirado, ya que me avisaron de que algo no estaba cumpliendo las reglas del copyrigth; ... así que espero poder completarlo más adelante)..


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introducción a Rumanía

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apartados de este blog:

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prólogo:
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Esta zona es un prodigio de naturaleza y arte;... es un conjunto de leyendas, mitos y tradiciones que conforman la esencia de está parte del suroeste de Europa denominada Rumanía, enigmático país arropado por la imponente cordillera de los Cárpatos, cuyos densos bosques e inaccesibles cumbres se extienden a lo largo de 1000 km perfilando uno de los parajes más sobrecogedores del Viejo Continente.

Además es el pais natal de una muchacha "con mucho encanto" que es amiga nuestra.
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El 29 de marzo de 2004 entró en la Unión Europea. Su capital es Bucarest, es una ciudad grande y con mucha población. En su parte occidental se denominan a los Cárpatos "los Alpes de Transilvania".

El término de Rumania, significa tierra de romanos, y puede aplicarse al conjunto de territorios en los cuales se habla algunas lenguas románicas. En la concavidad del arco que forman los Cárpatos se extiende la meseta de Transilvania. Al este se extienden las llanuras de Moldavia y al sur las de Valaquia, atravesadas por el río Danubio que desemboca en el mar Negro con un gran delta.

Tiene abundantes recursos minerales –petróleo, gas natural, carbón, mineral de hierro y bauxita- comenzando a desarrollar actividades industriales significativas; sin embargo su economía depende todavía en gran medida de la exportación de materias primas y productos agrícolas. Es uno de los principales productores de petróleo de Europa.

Es imposible describir Rumania en una frase. Cada afirmación tiene que ser acompañada de un “pero”, destinado a matizar una personalidad que tiene numerosos aspectos:

Los Cárpatos, el Mar Negro, el Delta del Danubio, los monasterios del norte de Moldavia, las tradiciones milenarias de la región de Maramures, La Transilvania con la leyenda de Drácula, los vinos famosos, la cocina tradicional y, sobre todo, la hospitalidad de sus habitantes, todo esto significa Rumania... y precisamente estos aspectos podeis conocelos con más detalle paseando por los distintos apartados de este blog.

En este país te puedes relajar en el litoral, puedes subir a la soledad de las montaña o bajar a cavernas profundas, puedes explorar el Delta del Danubio, o descansar en una hacienda tradicional, gozando del sabor de las comidas y deleitándose con los vinos de aromas únicos. La comida típica rumana son: las albóndigas a la parrilla, el estofado de cerdo con ajo y cebolla y los buñuelos rellenos de crema o queso y muchísimas delicias más que os detallare en el apartado de "comidas,... delicia y tradición".
Como un estigma imborrable, permanece para siempre en el visitante la imagen de la virginal naturaleza rumana.
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Las escarpadas montañas de los Cárpatos, que recorren el país desde su frontera con Ucrania, al norte, hasta el valle del Danubio, al suroeste de su territorio, delimitan los principados (o voivodatos principales) medievales de Moldavia, Valaquia y Transilvania, cuya unificación en 1918 dio origen al Estado de Rumanía, que se completa con las regiones de Dobrudja, Maramures y Banato-Crisana.

Altísimos pinos y abetos, milenarios tejos, hayas y otras tantas especies arbóreas componen su abigarrada foresta, sumida permanentemente en la penumbra y protectora de una riquísima vida animal donde el rey de la creación es el oso pardo, una de las especies más atractivas para los cazadores europeos, quienes, previo pago de 15 000 euros, pueden abatir uno de estos soberbios animales.

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Con un poco de suerte, también se pueden admirar cuando sus propietarios los pasean por alguna de las aldeas de los remotos valles que diseña la abrupta orografía rumana. Sus profundas gargantas e interminables desfiladeros protegen en el corazón de las montañas la mayor red de galerías subterráneas de Europa con 11 000 grutas, habitadas, muchas de ellas, por grandes poblaciones de murciélagos.
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Y en el exterior un sinfín de ríos y regatos tributarios del Danubio, cuyo trayecto de 1075 km diseña la frontera natural de Rumanía con Bulgaria y la Federación de Serbia y Montenegro. Su dilatado periplo concluye en el mar Negro, formando previamente un delta de 4000 km2 declarado Reserva de la Biosfera por su extraordinaria riqueza biológica. El respeto que produce la visión de estos fenómenos naturales se acentúa, si cabe aún más, ante el lago Rojo, que nació cerca de los cañones de Bicaz en 1838, cuando un terremoto derrumbó parte del monte Ghilocos, favoreciendo con la obstrucción de un valle el remanso de sus arroyos. Las aguas engulleron un sinfín de coníferas cuyos troncos fosilizados salpican la superficie confiriendo al lugar una inquietante belleza.

No es de extrañar que al amparo de estos espectaculares paisajes se conserven inquebrantables tradiciones milenarias, cuyas raíces se sustentan en el respeto que sus habitantes profesan a la naturaleza y a un complejo legado de leyendas que se funden con la realidad en Valaquia y Transilvania, donde aún permanece viva después de 500 años la misteriosa personalidad de Vlad Draculea, su voivoda o gobernador.


Un temido voivoda

Aquel príncipe defensor de estos territorios frente al acoso de turcos y húngaros nació en Sighisoara, una de las ciudades más hermosas de la mítica Transilvania. Cuna de los dacios hace 4500 años y asentamiento romano tras la conquista imperial, la región fue colonizada en el siglo XII por sajones y germanos que fortificaron sus burgos para protegerlos de las incursiones tártaras. Sighisoara mantiene su trazado medieval, conservando la casa de Vlad «El Empalador», con el símbolo de la Orden del Dragón a la que pertenecía y que fue creada por los alemanes para combatir a los turcos. En el interior de la ciudadela se puede admirar también más de un centenar de casas del siglo XVI, de vibrante colorido y diseño, protegidas por nueve impresionantes torreones de la muralla, cuya imagen nos traslada a los cuentos de hadas que acompañaron nuestra infancia.
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El más original es la torre del Reloj cuyo mecanismo impulsa, con el cambio de día, el movimiento de varias estatuillas inmediatas al cronógrafo.

Los germanos dotaron a Sighisoara, Medias, Sibiu y Brasov, entre otros de sus burgos transilvanos, de una arquitectura similar a la de las provincias alemanas de donde procedían. Sus edificios góticos, renacentistas y barrocos conviven en Brasov con la arquitectura propia del pueblo rumano, establecido durante la Edad Media en el barrio de Schei. .
Las macizas puertas de madera de sus viviendas le dotan de un tipismo inusual, destacando entre sus edificios históricos la iglesia ortodoxa de San Nicolás y la primera escuela en lengua rumana, afanadas en divulgar desde 1495 la cultura rumana. Esta última atesora una notable colección bibliográfica además de una de sus emotivas aulas y algunas piezas etnográficas que aproximan al visitante a la forma de vida tradicional de Transilvania. Contemplar en esta región las iglesias medievales fortificadas, donde se refugiaba la población rural en caso de asedio, o las pintorescas viviendas de sus habitantes es todo un privilegio.


La madera adquiere mil y una formas en los tejados y fachadas de las casas, delimitadas por jardines y huertos provistos de originales pozos cubiertos con tejadillos, y precedidas por un enorme crucifijo que ampara a sus inquilinos y asegura el descanso de los difuntos. Contrastando con la sencillez de estas moradas, se alza sobre un imponente peñasco el castillo de Bran, donde Vlad Tepes, acostumbrado a empalar a enemigos y vasallos, habitó intermitentemente. Construida por los caballeros teutones para impedir el avance de los turcos, la fortaleza gótica constituye un laberinto de pasadizos sombríos, patios interiores y múltiples estancias restauradas por el linaje de los Hohenzollern en el siglo XIX y provistas de impresionantes estufas de cerámica y macizo mobiliario de madera tallada.
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Fue precisamente el rey Carol I quien mandó edificar en Sinaia, siguiendo las trazas del renacimiento alemán, el castillo de Peles. Para acceder al interior y contemplar entre otros tesoros su maravillosa sala de honor, totalmente revestida de madera labrada, es necesario calzarse unos patucos que por centenares se guardan en un arcón a la entrada del recinto.

Tanta belleza, sin embargo, no consigue eclipsar el macabro protagonismo de Vlad «El Empalador», cuya corte al ser nombrado príncipe de Valaquia se instaló en Tirgoviste. De su residencia solo quedan desoladoras ruinas, permaneciendo impertérrita la torre de vigilancia de la ciudadela, denominada del Ocaso, y a su lado la iglesia de la Asunción y la Principesca, de los siglos XV y XVI. Aquel temido personaje fundó Bucarest, donde edificó el palacio de Curtea Veche, que exhibe entre sus vestigios un busto del implacable voivoda.
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La ciudad, apodada «pequeño París» por sus grandes avenidas, edificios neoclásicos e incluso por un arco de triunfo similar al de la ciudad gala y erigido en memoria de los héroes de la Primera Guerra Mundial, impacta sobremanera por sus frondosos parques con grandes lagos, localizándose en el de Herastrau el Museo de la Aldea. Allí se exhiben desde 1936 casi 400 viviendas campesinas, iglesias, molinos y graneros originales procedentes de todas las regiones de Rumanía. Pese al atractivo de la muestra, el edificio más llamativo de Bucarest es la Casa del Pueblo, hoy sede del Parlamento. Es la segunda construcción gubernamental más grande del mundo después del Pentágono, una obra faraónica de 300 000 m2 ideada por Nicolae Ceauçescu en la que trabajaron 22 000 obreros y 2500 ingenieros y arquitectos. Una inmensa mole grisácea, uniformemente rectilínea, construida con los mejores materiales del mundo. En sus cuarenta descomunales salas sobresalen las interminables alfombras, los cortinajes bordados en oro y las lámparas, algunas con un peso superior a tres toneladas, que cuando antaño se encendían privaban de luz a toda Bucarest.

Joyas divinas

Un mundo más intimista se vive en los monasterios ortodoxos de Moldavia, fundados por los voivodas de la zona en los siglos XV y XVI. Trazados a modo de fortaleza, con cuatro torres de vigilancia equidistantes, protegen en el centro del recinto sus originales iglesias bizantinas, si bien sombrías en el interior al estar iluminadas solo por lampadarios, que no resaltan la belleza de sus iconos e iconostasios, la explosión de colorido de los frescos que cubren sus muros exteriores, reproduciendo pasajes bíblicos, les otorga un resplandor casi sobrenatural.



Protegidas por tejados de madera, ni el viento ni la lluvia ni las nieves seculares han conseguido deslucir el intenso cromatismo de las fachadas de los templos de Moldovita, Sucevita, Humor o Voronet, denominado la «Capilla Sixtina» de Oriente, que por su importancia histórica, como centros difusores de cultura, y artística, por su exclusivo diseño, forman parte de los tesoros declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.


artículo publicado por @Beatriz Terribas.





Los Cárpatos, que recorren el país desde su frontera con Ucrania, al norte, hasta el valle del Danubio, al suroeste, delimitan los principados medievales de Moldavia, Valaquia y Transilvania .

Sus profundas gargantas e interminables desfiladeros protegen en el corazón de las montañas la mayor red de galerías subterráneas de Europa con 11 000 grutas, habitadas por murciélagos.
Sighisoara, una de las ciudades más hermosas de la mítica Transilvania y cuna de los dacios hace 4500 años, mantiene su trazado medieval .

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Bucarest, impacta por sus frondosos parques y contrasta con un mundo más intimista que se vive en los monasterios ortodoxos de Moldavia. Moldovita, Sucevita, Humor o Voronet forman parte de los tesoros declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Es un entorno fantástico y con multitud de senderos por descubrir.

Población y superficie: 22 408 393 habitantes; de ellos, el 89% son rumanos, el 6,6% gitanos y el 2,5% alemanes, que conviven con otras minorías de eslavos y griegos distribuidos en 238 391 km2.
Idioma: la lengua oficial es el rumano, de origen latino.
Religión: La mayoría de la población es ortodoxa, pero también existen minorías greco-católicas, romano-católicas, protestantes, musulmanas y judías.

Oficina de Turismo de Rumanía: C/ Alcántara, 49-51 (Madrid) Tel. 91 401 42 68.
www.rumaniatour.com

Guía práctica para el viajero:

- Documentacion necesaria. DNI
- Como llegar: La compañía aérea Tarom vuela dos veces por semana desde Madrid a Bucarest. C/ General Pardiñas, 108, 1.º G. También Luftansa y Air France, aunque con escala.
- Moneda. El leu. 1 euro equivale a 13,286 leus.
- Cuando ir: Exceptuando el invierno, con temperaturas en la montaña de hasta -30º, cualquier estación es buena.
- Gastronomía: La cocina rumana es exquisita y variada, destacando en las zonas montañosas las carnes de vacuno y ovino y en el delta del Danubio la carpa al horno con legumbres. Entre sus apetitosos alimentos destacan el mitite: salchichas condimentadas con hierbas aromáticas; el kashkaval, queso de oveja empanado, y la mamaliga, harina de maíz mezclada con agua o nata que se sirve con carne.
- Compras: Los iconos y trípticos son algunas de las obras artesanales más hermosas. También los bordados, por su colorido y variedad de motivos decorativos, y las mantas y alfombras, sin olvidar los objetos de madera, los huevos pintados de Pascua, y los cosméticos Gerovital, creados por la famosa doctora Aslan.

Por qué nos ha gustado...

Rumanía sorprende. Eso es lo que más nos gusta.

Museo Satului... "etnografía de las aldeas"

El Museo de la Aldea, de 12 ha. de extensión, situado al norte de la ciudad junto al parque Herastrau y al aire libre, es fruto de la tenacidad y trabajo de Dimitrie Gusti (1880-1955).

Dimitrie Gusti, sociólogo, filósofo y político rumano (fue Ministro de Educación en 1932.33), realizó desde 1925 hasta 1948 el más profundo análisis sociológico respecto al modo de vida del campesinado rumano del periodo entreguerras; durante su realización constató su precaria (a veces miserable) forma de vida, a la vez que recopiló datos y muestras sobre su riquísimo patrimonio cultural.
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Respecto a dicho análisis teórico, cabría resaltar el hecho de que sus informes sirvieron como base para las leyes sociales promulgadas en 1939.

El profesor Gusti y su equipo tenían dos referentes en los que basarse: el Museo Skansen de Estocolmo (fundado en 1891) y el Museo Etnográfico de Transilvania de Cluj (fundado en 1929).

En mayo de 1936, en el mismo lugar que el actual pero con una extensión de sólo 6´5 ha., el Museo de la Aldea es inaugurado por el rey Carol II. El museo estaba compuesto por 33 espacios propios de aldeas de toda Rumania (casas de campesinos, una iglesia, talleres de alfarería, establos, molinos de agua…), agrupándose según la región de origen o la técnica arquitectónica mediante la cuál fueron construidos.

Tras la invasión soviética de junio de 1940 (en la que Rumania perdió Basarabia, el norte de Bucovina y el condado de Hertei) y el “dictado de Viena” de agosto de 1940 (tras el que se acordó que parte de Transilvania se entregase a Hungría), Rumania había perdido casi un tercio de la superficie que poseía con anterioridad a la Segunda Guerra Mundial. Ante la llegada de numerosos refugiados de las zonas recién perdidas, la alcaldía de Bucarest accedió a habilitar el propio Museo de la Aldea como centro de acogida de refugiados, encontrándose en el museo muchos de estos campesinos refugiados en casas idénticas a aquéllas que habían debido abandonar.

Durante la Segunda Guerra Mundial el museo sufrió numerosos daños, debidos a varias causas: despreocupación y mal uso de los habitantes que ocupaban las casas e instalaciones del museo y algún que otro bombardeo; de esta manera quedaron inservibles seis molinos de vientos típicos de Basarabia y varias casas macedonias.

En 1948 el Museo reabre sus puertas al público, inaugurando una nueva etapa con la adquisición y traslado de numerosos fondos y construcciones; puede decirse que el espacio se convierte en un verdadero Museo Etnográfico.

Fondos actuales del museo: el Museo de la Aldea dispone en la actualidad de 340 construcciones populares y más de 54.000 objetos (trajes, ropa de faena, cruces, aperos de labranza, manuscritos y estudios realizados, películas, fotografías…).

Algunas de las “piezas” estrella del museo son:

• La Iglesia de “Timişeni” (de la comarca de Gorj): data de 1773 y resaltan sus extraordinarias pinturas murales.

• Casas del pueblo de “Goicea Mică” (de la comarca de Dolj): construidas a fines del siglo XIX, se puede apreciar cómo las principales tareas de sus habitantes eran la agricultura, la viticultura, y la pesca en el Danubio.

• La casa “Ceauru” (de la comarca de Gorj): construida en 1875, al igual que su hermosísima puerta de madera, fue trasladada a Bucarest en 1909, convirtiéndose así en el primer monumento de cultura popular expuesto, mucho tiempo antes de la inauguración del museo.

• Múltiples “troiţe” (cruces de madera o piedra, decoradas con inscripciones o pinturas, y que servían como localizador de lugares relevantes o señalizadotes de fuentes y cruces de caminos): de ellas destacaríamos la de “Răşinari” (de Sibiu) y la de “Feţeni” (de Valcea), ambas realizadas durante el siglo XIX.

• Fraguas como la del pueblo de “Vărzarii de jos” (de Bihor).

• Talleres de alfarerţia como el de “Olari” (de Valcea).



• Dirección: Carretera Kiseleff, 28-30 (en Norte de la ciudad, junto a parque Herastrau).
• Teléfono: (004) 021 317 91 10
• Fax: (004) 021 317 90 68
• Horario: en verano de 9:00 a 19:00; en invierno de 9:00 a 16:00.
• Entrada: 4 RON (1´2 euros)
• Página Web del Museo De La Aldea http://www.muzeul-satului.ro/

Es un lugar curioso y muy bonito de ver, es un viaje al pasado dentro de la Rumania de hoy, alrededor del lago Herastrau y tiene mucha popularidad. No olvidaros de añadirlo a vuestra agenda si pasáis por Bucarest

Balnearios,.. agua, tierra y fuego

La tradición rumana de las curas de salud fue iniciada por los romanos

Para numerosas personas, las vacaciones en estaciones de recreación constituyen una rexación agradable y lujosa. Para otras, las curas de aguas minerales, las mofetas (fuentes naturales de CO2) como también los baños de barro son las componentes de un tratamiento complejo de diversas afecciones.

Para ambos tipos de visitantes, Rumanía puede ser un verdadero milagro. Los precios son muy razonables. Gozará de los no menos de 3 000 fuentes termales que tiene el país.

Rumanía tiene 70 estaciones balneoclimatéricas, de las cuales algunas fueron fundidas por los romanos. Hoy, los pacientes llegan de toda Europa para recibir la cuida de unos especialistas muy competentes en las clínicas bine dotadas de las mejores estaciones. En paralelo a estos cuidos, pueden gozar de las magníficas vistas que tales lugares de vacaciones ofrecen.

No hay milagros, pero las curas de salud de Rumanía parecen muy a veces milagrosas

Las más importantes estaciones aseguran el tratamiento de las afecciones reumáticas, cardio-vasculares, respiratorias, como también de varias disfunciones del sistema digestivo y nervioso. Es preciso mencionar aquí también el tratamiento de algunos problemas dermatológicos y ginecológicos.
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Todos los tratamientos se desarrollan bajo la estricta supervisión del Instituto oficial de medicina general, balneología y recuperación.

La duración normal de una estancia en tal estación es de dos a tres semanas. Al acabar este período, recibirá un boletín medical completo, que incluye su diagnóstico, los resultados de los testos, como también recomendaciones.

Si se sentirá milagrosamente bien después de esta estancia, la explicación será que los tratamientos que Ud. ha seguido han sido hechas metódicamente por especialistas muy competentes.

Las estaciones rumanas de este tipo más apreciadas en Rumanía son:

Baile Herculane
La más renomida estación balneoclimatérica es Baile Herculane. Ha sido construida por los romanos en el valle selvado de Cerna en un lugar idílico.


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El agua utilizada con fines curativos en una de las 70 estaciones de Rumanía

Esta estación está abierta durante todo el año. La quince fuentes medicinales y termales existentes aquí se utilizan en el tratamiento de las afecciones reumáticas, nerviosas y nutricionales.

Las dotaciones de la estación incluyen salas de masaje, como también piscinas cubiertas o al aire libre. Los hoteles son modernos y confortables.


Baile Felix
Esta "estación de la alegría" es la más grande de Rumanía. Está situada en la cercanía de la ciudad de Oradea, al nord-oeste, y goza también en invierno de las ventajas de un "microclima" local templado.

El cieno sapropélico, utilizado en el tratamiento de las afecciones reumáticas y dermatológicas
Las virtudes de las aguas termales, muy ricas en oligominerales se completan con las virtudes del cieno sapropélico. Juntas, éstas se utilizan en tratar la artritis reumática, el lumbago y las afecciones ginecológicas y nerviosas.
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El tratamiento de afecciones respiratorias, es uno de los numerosos tratamientos dados aquí .
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La clientela internacional da un brillo remarcable a la vida de los hoteles de tres estrellas.





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Sovata - la estación preferida por las mujeres
Situada a 490 metros (1 600 feet) encima del nivel del mar en la zona de las impresionantes selvas transilvanas, Sovata tiene uno de los más extraordinarios lagos termales, llamado Ursu (el Oso).
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Su agua no es más frío abajo que a la superficie, como es el caso de lagos normales. La temperatura del agua crece directamente proporcional con la profundidad, así que el agua hondo es más caliente que al la superficie.

El agua del lago es salada, y junto con el cieno sapropélico, muy eficiente en el tratamiento de afecciones ginecológicas, reumáticas y nerviosas periféricas.

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Gracias a sus hoteles modernos y a los equipajes de última hora, como también al estimulante clima alpino seco, su estancia en Sovata será muy agradable.

Otras estaciones de los Cárpatos
En las montañas hay varias estaciones. Sinaia, cerca de Brasov, es una estación muy buscada para pasar las vacaciones.

Tusnad, al norte de Brasov, es una estación importante gracias a sus aguas medicinales y minerales carbonadas y con gas, como también gracias a sus mofetas utilizadas en el tratamiento de enfermedades cardio-vasculares.


El emperador Francés, Napoleón, mismo recibía su agua del valle del Olt, río situado en los Cárpatos del Sur. Hoy, en las dos estaciones gemelas, Calimanesti y Caciulata se tratan varias afecciones del aparato digestivo y de los riñones.


Estas dos estaciones están dotadas tanto con pabellones balnearios elegantes, en estilo Belle Époque, como también con centros de tratamiento previstos con equipos de última hora.



Cerca de Calimanesti y de Caciulata hay otra estación, más pequeña, Baile Olanesti, donde se pueden tratar afecciones digestivas y de los riñones.

También se tratan aquí la gota, la obesidad y la diabetes en un paisaje montañero de especial belleza.

En el litoral, en las grandes playas de arena del Mar Negro hay las estaciones de Eforie Nord, Eforie Sud, Neptun y Mangalia.

En los tratamientos efectuados en todas estas estaciones se utiliza el cieno sapropélico del lago de Techirghiol.

Se tratan afecciones de la piel, afecciones reumáticas, postraumáticas así que problemas ginecológicos.


También puede hacer thalassoterapía. Gracias al hecho de que los centros de tratamiento están dotados con calefacción central, las estaciones quedan abiertas durante todo el año.

entornos y ciudades rumanas

Sólo tienes que pinchar en el nombre del entorno o la ciudad que os interese conocer y poneros unas zapatillas cómodas para poder recorrer un montón de kilómetros disfrutando sin que os apriete el calzado ... OS DESEO QUE TENGAIS UN FELIZ PASEO.... al menos, es lo que pretendo con este apartado.


Es importante conocer previamente la ciudad que quieres visitar y en este apartado podrás conocer por donde moveros o conseguir preparar una ruta por distintas ciudades, ... por tanto, tendreis al menos una visión general de las ciudades rumanas con encanto, repasando su historia sus centros de ocio, sus bibliotecas, sus parques, sus iglesias ... o cualquier otro aspecto de interés que contengan.

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Todo ello aderezado con el resto de apartados de este blog en el que descubrireis también su gastronomía, el mundo del vino, las características de las distintas regiones, el folklore, etc... y así seguro que os resultarán estos datos muy útiles como punto de partida para comenzar con ese paseo inolvidable por una o varias de estas ciudades .

Sighisoara

Sighisoara, una antigua ciudad sajona fortificada, posee un encanto incomparable.

La ciudad alta, protegida sobre su promontorio por una muralla dotada de dieciséis enormes torres, con sus calles empedradas y sus bonitas casas de colores pastel y balcones llenos de flores, destila una atmósfera medieval y romántica que contrasta singularmente con el tono gris de la ciudad baja.
Se penetra en la antigua ciudadela por escaleras estrechas entre bastiones y baluartes.

Bajo el techado de la torre del Reloj, se puede observar una magnífica torre con campanas, cubierta de tejas amarillas y verdes. A determinadas horas, el mecanismo del reloj hace girar sus figurillas de madera pintada y hace sonar su bonito carillón.

Un poco más lejos, en la strada Muzeului, una taberna de fachada ocre muestra una placa que indica que el edificio fue la casa natal de Vlad Tepes, el príncipe Drácula, nacido en 1431.

Subiendo por la strada Scolii, una larga escalera cubierta de madera permite subir hasta la iglesia de la Colina (Biserica din Deal), de estilo gótico.


A una treintena de kilómetros de la ciudad, no nos perderemos la iglesia de Biertan, catalogada por la Unesco. Se trata de una de las más bellas iglesias fortificadas de Rumanía.



La iglesia de Biertan fue construida entre el 1486 y el 1524, sobre el terreno de una antigua iglesia.

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Tiene tres naves de misma altura, y es el último edificio de este tipo construido en Transilvania.

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La iglesia está inscrita a la lista del patrimonio mundial de la UNESCO, con otras iglesias sajones de la región de Transilvania.

Fue construida para la comunidad de Biertan que crecía, después de que esta fuera declarada ciudad. Todavía se habla alemán en el pueblo y la iglesia es una iglesia evangélica.

Es de estilo gótico tardío con elementos renacimiento. Pero la expansión de la iglesia fue limitada por las murallas defensivas que la rodeaban. Aún así, es una de las más grandes y famosas de la región.

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La entrada es gratuita, pero se aprecian donaciones, y está cerrado durante los horarios de misa el domingo por la mañana.

A dentro tiene bonitas esculturas, pinturas y muebles, que enseñaban a cualquier visitante la riqueza del pueblo y de sus habitantes.
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