
La romanización no acabó con la capa subyacente dacogeta, impregnada hasta dicha época de los elementos de la cultura griega. Dicho proceso sufrió marcadas influencias en su nueva síntesis, como se percibe al estudiar los trajes populares, la cerámica, la forma de organización de las labore;; agrícolas y de la vida pastoril y, en gran medida, el folklore. Mas hay un hecho decisivo al que se debe, en gran parte, la vitalidad de la cultura popular rumana. Cuando la clase dirigente romana se retiró de Dacia -que se convirtió así en lugar de paso de las olas de migración-, las formas de vida autóctona huyeron de las ciudades, refugiándose en los pueblos, constituidos en comunidades u obsti, y más tarde en federaciones. De este modo y a lo largo de los siglos, la cultura rumana se convirtió en una cultura popular que no rompió completamente sus lazos con las culturas ciudadanas más próximas, sobre todo con la de Bizancio.

Los románticos pusieron de relieve el valor artístico del folklore, así como ciertos aspectos de la etnografía del pueblo rumano. El poeta Vasile Alecsandri publicó en 1852-53 su colección de Poesías populares de los rumanos. Las abundantes notas explicativas que acompañaban a los textos poéticos están a menudo relacionadas con aspectos etnográficos. Las traducciones de su colección consolidaron los fundamentos de la ciencia del folklore y de la etnografía en Rumanía.
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(1892). Además de una exhaustiva investigación en el campo de las fiestas, Tudor Pamfile acomete una vasta obra de documentación en la serie de monografías sobre la Mitología rumana (1913-16). El mismo T. Pamfile publica unos estudios puramente etnográficos: La industria doméstica entre los rumanos (1910) y La agricultura entre los rumanos (1913). En la serie de las grandes colecciones de folklore destacan las Poesías populares rumanas (G. D. Teodorescu, 1885) y Leyendas o cuentos de hadas de los rumanos (Petre Ispirescu, 1872-76). Grandes escritores, como Mihail Eminescu (v.) e Ion Creangá (v.), se inspiran en lo popular.
En el s. xx, la etnografía y la ciencia del folklore siguen vías diferentes. Con Romulus Vuia emerge el primer especialista que se consagra exclusivamente a la etnografía. Al mismo tiempo, el romanista Ovid Densusianu funda la escuela moderna del estudio del folklore en R., apoyándose en sólidas bases filológicas. En el periodo comprendido entre las dos guerras mundiales, la escuela sociológica de D. Gusti utiliza ampliamente la etnografía en sus investigaciones in situ. Se funda en Bucarest el Museo de la Aldea, al aire libre, compuesto de viviendas rurales de los más diversos tipos, procedentes de todas las provincias rumanas, con todos sus anexos y utensilios (1936). Se organizan los museos etnográficos de Maramures (1921) y de Transilvania (1922). Se funda la Sociedad etnográfica rumana (1922), y se crean las primeras cátedras de la especialidad basadas en el estudio del folklore. Continúan las investigaciones sobre el folklore rumano con modernos sistemas de grabación.

Los estudios folklóricos se desenvuelven dentro del marco del Inst. de Etnografía y Folklore, que posee uno de los archivos más vastos de Europa. Se emprenden al mismo tiempo investigaciones en los demás institutos de índole humanista, así como en las diversas filiales de la Academia y en la mayoría de los grandes centros culturales del país. Se empieza a editar el Atlas etnográfico de Rumania. Bibliografía general de la etnografía y el folklore rumanos, así como repertorios de temas y motivos de la poesía y la prosa populares. Se publican amplias síntesis sobre la balada y la prosa épica popular, así como monografías sobre obras maestras del folklore rumano. El desarrollo de la vida folklórica, que se mantiene vigorosa y diversa, se ve asimismo estimulado por las representaciones artísticas con carácter de espectáculo, gracias a la creación de grandes conjuntos de poesía, música y bailes populares.



Lo que caracteriza la vivienda rumana es la prispa -una estrecha terraza que rodea toda la fachada de la casa- y el foisor, especie de mirador que sobresale de la fachada, generalmente frente a la entrada, en la parte superior de los escalones y sosteniendo el tejado por medio de columnas de madera ricamente ornamentada.

En el centro de la casa se encuentra el hogar.

En lo que se refiere a las ocupaciones en otro tiempo fundamentales -la agricultura y el pastoreo- puede observarse el mismo fenómeno. En la técnica del pastoreo -que ha conservado múltiples tradiciones daco-géticaslas observaciones heredadas relativas a la vida del ganado se asocian con los modernos conocimientos zootécnicos. En la agricultura, se ha acentuado el empleo de la técnica moderna, por la mecanización de los trabajos en las grandes superficies de las explotaciones agrícolas colectivas. Pero las ancestrales tradiciones relacionadas con la vida cotidiana se truecan en diversas formas de festividades, animadas por el fondo vigoroso de las costumbres, con sus cantos y bailes.


Una evolución similar se observa en el traje popular. Caracterizado por el predominio del blanco -con una rica ornamentación de motivos geométricos, cuyas tonalidades se combinan con fina armonía cromática- tiende a convertirse en un atuendo reservado para las fiestas. El mismo fenómeno se observa en lo que se refiere a los demás productos de la industria campesina. Las mantas tejidas (velinte) y los tapices (chilim) -que adornan las camas y paredes- han llegado a ser objetos de arte solicitados. Otro tanto sucede con la cerámica popular. Los productos de ciertos centros de antigua tradición -como Oboga, Horezu, Marginea y otros- son hoy altamente apreciados.
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Para la conservación de los valores artesanales, así como para un conocimiento más profundo de la cultura popular en sus formas concretas, se han creado en Bucarest y otras localidades los Museos del Pueblo, constituidos por el trasplante íntegro de casas representativas procedentes de diversas zonas de R., con su interior completo y todos los artículos necesarios para el hogar; el Museo Etnográfico de Moldavia, el Museo de Arte Popular, el Museo de la Técnica Popular, el Museo de Viticultura, el Museo de Piscicultura, etc.
artículo escrito por @ Ovidiu Papadima


artículo escrito por @ Ovidiu Papadima
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